Uno de los participantes ha sido el dibujante Max, que ha recordado intentos similares previos que había habido "desde 1973, con El Rrollo Enmascarado. En este caso pensábamos que sería una revista más que duraría tres o cuatro números, y fuimos los primeros sorprendidos de que funcionara".

Según el guionista José Miguel Marcén Onliyú, "el subidón de El Víbora fue gracias a Tejero. Hasta el 23-F eramos considerados como unos drogatas divertidos, pero cuando sacamos un número especial dedicado al golpe de estado se vió que pensábamos y fuimos vistos como el paradigma de lo progre. Este éxito benefició también a otras revistas tan buenas como El Víbora o mejores, como Cairo o Rambla".

Para Emilio Bernárdez, actual director de Ediciones La Cúpula, parte del éxito de El Víbora es debido al hecho de "se juntaba gente de todo tipo, cada uno con un estilo totalmente diferente. Pons hablaba del sexo en Barcelona, Max de la rebelión contra las centrales nucleares, Nazario de los trans.... Las revistas precedentes se dirigían a los amiguetes, El Víbora trataba de lo que preocupaba a la gente".

Isa Feu fue otra de las firmas habituales de la revista, y en la mesa redonda ha recordado al desaparecido editor Josep Maria Berenguer, a quien "sabía mal que no hubiera mujeres que dibujaran en El Víbora. Yo ya había estado en El Rrollo Enmascarado y para empezar me encargó una historia sobre sexo, creo que para ver si me ponía roja".

Max también ha recordado el carácter asambleario de las decisiones que se tomaban en la revista, "lo que constituyó una experiencia especial, inédita. Una vez Berenguer encargó una página a Ops, actual El Roto, y en asamblea decidimos no publicarla por no encajar en el espíritu de El Víbora".