Es posible que de Miguel la prensa destaque que fue el dibujante de Makoki. Quizá fuera el personaje más popular que dibujó, pero sus aportaciones al cómic y a la ilustración van mucho más allá. Como dibujante no dejó de reinventarse, de innovar, de mostrar sus grandes inquietudes. En El Víbora (El Niñato, Perro Nick…) evidenció su calidad gráfica, siempre avanzando en su estética y en redescubrir las posibilidades narrativas de la historieta. Con obras como Un largo silencio o María y yo dio otros dos pasos hacia delante, relatando elementos íntimos que, compartidos, descubrimos que son cosa de todos. Miguel, además, era una persona positiva con un gran sentido del humor, y esa fina ironía la transmitió también en su obra, como deja muy claro su libro Algo extraño me pasó de camino a casa.

En 1992 recibió el premio a la Mejor Obra Española por Perro Nick. Fue galardonado con el Gran Premio del 32 Salón Internacional del Cómic de Barcelona y autor de tres carteles Comic Barcelona, entre los que se encuentra el primero de sus ya 40 ediciones. Definitivamente nuestra historieta no hubiera sido la misma sin Miguel. Aportó innovación e inquietud, obras clave para el devenir de nuestras viñetas y una gran capacidad de comunicación. Siempre sonriente, siempre activo, nos hizo pensar y sentir bien. Con él éramos mejores. Porque, además, Miguel era una persona grande y una gran persona. Muchas gracias por todo, Miguel. Siempre estarás con nosotros.